Literatura erótica
La literatura erótica es el juguete que estimula el más importante de nuestros puntos erógenos: el cerebro. Leer libros de temática sensual nos predispone al sexo, abre las puertas de nuestra imaginación y nos prepara para el amor. Todas aquellas personas que prefieren la estimulación menos evidente, la que sugiere conceptos, escenas e ideas a las que nosotros mismos debemos acabar de dar forma, encontrarán en las bibliotecas y librerías grandes aliados de su vida sexual.

La literatura erótica está ligada a la sociedad humana desde sus inicios. La primera obra escrita de tono sexual conservada hasta la actualidad procede del antiguo egipto, se conoce como el “Papiro de Leiden” y retrata lo que ellos llaman “una imagen del amor”, que no es otra cosa que el relato de una relación íntima. Normalmente en la época clásica este tipo de obras eróticas hablaban de la unión entre lo divino y lo terrenal, siendo frecuentes las alusiones a dioses paganos, a las figuras fálicas y los cultos a la fecundidad. También se trataba el tema –durante la Antigua Grecia- en obras satíricas y de crítica social, así como en obras de teatro, siendo la famosísima Lisístrata de Aristófanes una de sus piezas más conocidas, incluso en la actualidad.

Papiro de Leiden

Posteriormente, durante el Imperio Romano, muchos de los autores y filósofos más famosos de la época tocaron el tema sexual en algún momento, rompiendo una barrera entre la literatura erótica y la literatura “sin sexo” en un acto de modernidad que ahora mismo es casi impensable. Marcial, Juvenal, Catulo, Ovidio y su famoso Arte de amar y Petronio con El Satiricón fueron los autores de algunas de las obras más importantes de la época.
Bastante más tarde y dentro de una cultura totalmente diferente, en la India del S. IV, apareció el que todavía se conoce como el libro más famoso sobre la sexualidad humana: el Kamasutra. Una suerte de manual de bricolaje de las artesamatorias, que incluye desde consejos sobre seducción y sensualidad hasta las descripciones más detalladas y prácticas –gráficos y dibujos incluidos- del arte de hacer encajar dos cuerpos.

La Edad Media, con una sociedad dominada por la Iglesia, la culpa y con la sombra del pecado y el demonio siempre asomando, no fue una buena época para la literatura erótica, pero la llegada del Renacmiento italiano la sacó de la oscuridad. El Decamerón de Bocaccio fue escrito en aquella época –aunque todavía fue prohibido en muchos países durante muchos años-, prácticamente a la vez que el Libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita, donde el autor explica sus hazañas sexuales durante la última parte de la Edad Media. Poco después se publicó La Celestina –ya en pleno Siglo de Oro español- y La Lozana Andaluza, de Francisco Delicado.


Pero el auténtico apogeo de la literatura erótica llegó con el S. XVI y las obras de Rabelais Pantagruel y Gargantúa, publicadas solamente con 2 años de diferencia, en las que se habla –siempre en tono de parodia, pero muy abiertamente- de los excesos libertinos que se cometían en la época. Ya en 1748 John Cleland escribió Fanny Hill, narrado en primera persona y con tal cantidad de eufemismos para referirse al sexo que en ella se cuentan hasta 50 nombres diferentes para referirse al miembro viril. A pesar de eso, la obra no se pudo adquirir legalmente en EEUU ni en Inglaterra hasta pasada la mitad del S. XX.

Ya en el S. XIX, Madame Bovary de Flaubert y Las Flores del Mal de Baudelaire todavía hicieron que sus autores tuvieran problemas con la autoridad, cosa que no pasó con otras autoras menos explícitas -como Emily Brönte (Cumbres Borrascosas) que dieron lugar al género que actualmente conocemos como “novela rosa”- y durante el siglo pasado se escribieron grandes clásicos como Trópico de Cáncer y Trópico de Capricornio, del controvertido Henry Miller, o los Diarios de su amante Anaïs Nin, sin olvidar a D.H. Lawrence, Nabokov, Apollinaire o Jean Genet.

Cuatro Sugerencias de alto voltaje:

1. Historia de O

Escrita por la intelectual francesa Dominique Aury, esta obra sentó las bases de las relaciones de dominación de la época moderna. En ella una joven fotógrafa de moda llamada O es iniciada por su amante en una sociedad secreta en la que se convertirá en poco menos que una esclava sexual.

2. El Amante de Lady Chatterley
DH. Lawrence escandalizó a la pacata sociedad inglesa de principios del siglo pasado con esta novela, en la que narra las aventuras sexuales de una mujer rica y burguesa – y casada con un hombre impedido- con uno de los miembros del servicio. Paradójicamente, lo que más escandalizó a la gente no fueron las explícitas escenas de sexo, sino el atrevimiento de la mezcla de clases.


3. La filosofía en el tocador
No podía faltar una obra del famoso Marqués de Sade en nuestras sugerencias. En esta se cuenta la iniciación sexual de la joven Eugenia a manos de un hombre y una mujer que deben pervertirla en un solo día. Después de su publicación Sade fue a parar a la cárcel, acusado de sodomía. En realidad la alta sociedad francesa quería quitarlo de en medio ya que Sade llevaba tiempo criticando el latrocinio del reinado de Luis XVI, y este libro fue la excusa perfecta.

 
4. Lost Girls
La más actual de nuestras sugerencias se publicó hace apenas un año y es una novela gráfica escrita por Alan Moore y dibujada por Melinda Gebbie, en la que tres mujeres adultas que representan diferentes personajes literarios (la Alicia de Lewis Carrol, Dorothy de El Mago de Oz y Wendy de Peter Pan) se involucran en una serie de aventuras sexuales en una decimonónica y represora sociedad. Nota romántica: el autor y la dibujante se enamoraron durante el proceso de creación del libro, y antes de su publicación se casaron.



Fuente: Revista Love in Style
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