En la frecuencia de las relaciones sexuales, como en las prácticas sexuales entre dos personas adultas, no hay nada normal ni nada anormal.
Cada persona tiene una forma propia de entender y vivir su sexualidad. Como en otras facetas de las relaciones y de la pareja, el quid de la cuestión es encontrar a alguien afín y combinar deseos, frecuencias y expectativas.
En una de las películas que protagonizaron Woody Allen y Mia Farrow, el consejero matrimonial pregunta al personaje de Mia:
-¿Cada cuanto hacen el amor?
-¡Oh! Continuamente –contesta ella- dos o tres veces por semana.
Cuando el terapeuta hace la misma pregunta al personaje de Woody, éste responde:
-Casi nunca, dos o tres veces por semana.
Más que hablar de frecuencia “normal”, deberíamos de hablar de una frecuencia que sea satisfactoria para los dos componentes de la pareja y siempre teniendo en cuenta que es mejor la calidad, que la cantidad…. ;-)
La forma de tener una vida sexual plena es conocer a la otra persona; mimarle y fomentar la fantasía, la imaginación y la complicidad.