En las películas y series, de corte romántico o no, tras el beso o tras la boda suele venir un fundido en negro que, no sabemos si acertadamente, solemos interpretar como el anhelado y soñado “y vivieron felices”.
La vida en común, pasado el deslumbramiento inicial, necesita, sin embargo, trabajo y diálogo continuos. Es una labor diaria, que puede ser muy agradable, divertida y creativa, en la que deben involucrarse ambos componentes de la pareja. Si no, no hay futuro posible y mucho menos felicidad.
Deberes vacacionales
Las vacaciones, por ejemplo, son una dura prueba que muchas parejas no superan. Según diversos estudios, 1 de cada 3 rupturas sentimentales se produce durante las vacaciones de verano. La convivencia vacacional saca a la luz los problemas profundos que normalmente se atribuyen al estrés y a los problemas cotidianos.
Puede ser, en cambio, una buena época para cuidaros el uno al otro, recuperaros mutuamente, hablar, hacer cosas juntos, replantear vuestra relación… O daros cuenta de que, efectivamente, la pareja no es viable.
Puede ser duro, pero no es el final de la vida y siempre es mejor pasar página que quedarse en una relación que hace a ambos cónyuges mutuamente desgraciados.
Las parejas que apuestan por su relación y quieren luchar por ella, tienen que tener en cuenta varios puntos y apostar por ellos:
Crear nuevas mariposas en el estómago
Un Estudio de la Universidad de Nueva York llegó a la conclusión que las personas que se dedicaban a una actividad completamente nueva durante siete minutos se sentían más enamoradas y felices que las personas del grupo de control que no desarrollaban esta actividad.
Cuando probamos algo nuevo junto a la pareja –tampoco se trata de hacer puenting- se enciende la misma zona del cerebro que se activó en el momento en que la pareja se conoció.
Experimentar permite recuperar la ilusión, la pasión y la sensación de cuando empezasteis a ser amantes, las ganas de conoceros, la novedad, risas, excitación, complicidad y hasta mariposas en el estómago.
Las parejas creativas tienen un mayor grado de satisfacción y compenetración.
No empeñarse en vivir un romance perpetuo.
El enamoramiento loco se pasa. La mayoría de estudios señalan que el enamoramiento dura entre dos y tres años y luego la relación evoluciona hacia el amor, el compromiso, el cariño o el compañerismo. O muere.
A los más románticos o idealistas les puede quedar la esperanza o el consuelo de que un estudio realizado por la Universidad Stony Brook de New York, ha llegado a la conclusión de que algunas parejas consiguen mantener durante décadas el enamoramiento de los primeros años de noviazgo.
Para el estudio, se hizo una resonancia magnética del cerebro a 17 personas que tuvieron una relación de amor incondicional con su pareja durante 21 años.
Los resultados demostraron que cuando uno de estos enamorados piensa en su media naranja se activan las mismas áreas del cerebro que se activan en las personas que acaban de iniciar una relación.
Besa por las mañanas
No por costumbre, sino con intención. Para despediros, besaos mirando al otro, sintiéndole, reconociéndole como la persona a la que queréis.
Un estudio alemán ha analizado las consecuencias del beso matutino de despedida. Las personas que besan a sus parejas por la mañana pierden menos días de trabajo por enfermedad, tienen menos accidentes de tráfico, ganan de un 20% a un 30% más y viven unos cinco años más.
Sorpréndelo/sorpréndela
Es muy cómodo tener confianza total, dejarse adormecer por la rutina, pensar que todo ya está hecho y construido… Pero si no hay sorpresas sea con iniciativas nuevas, sensualidad, veladas o salidas especiales, seducción, coqueteo, la pareja está condenada a la rutina y, seguidamente, al hartazgo.
Siéntete sexy, hazle sentir sexy
Un pequeño regalito como lencería, una pieza especial, una vela de masaje o un detalle de Bijoux Indiscrets pueden dar lugar a una velada muy especial.
Los dos tienen que cuidarse. Está muy bien que haya confianza, pero ir hecho unos zorros en casa o dejar ver nuestros aspectos más íntimos pueden fulminar cualquier rescoldo de pasión.
Vístete o desvístete para él o para ella.
Acepta los cambios
Las relaciones pasan por diversas etapas. Lo que puede ser una gran alegría, como la llegada de un hijo, un cambio de casa o un nuevo trabajo conlleva también mucho estrés. Si los dos miembros de la pareja no lo encaran juntos y hablan de cómo se sienten, puede ser el desastre.
Además, cada uno tiene sus momentos durante el día o incluso sus días, mejores o peores. No penséis que el mundo se hunde porque un día vuestro parejo está menos comunicativo y cariñoso, aunque, si uno de los dos tiene tendencia a encerrarse en sí mismo, debe esforzarse por comunicarse.
Un deseo al día
Una vez a la semana o durante una temporada, podéis concederos mutuamente un deseo al día. Jugar es una forma de poder pedir aquello que quizá no nos atrevemos a expresar.
Reid
Con una película, con un relato exagerado de vuestras andanzas del día, con una anécdota graciosa que os ocurrió cuando estabais juntos, con una pequeña maldad sobre algún conocido, con un relato de humor, con un monólogo televisivo, con bromas mutuas sobre vuestras peculiaridades…
Masajea, acaricia
Por mucha confianza y seguridad en la pareja que tengáis no os olvidéis de demostrar afecto en cualquier momento del día. Que la confianza y la complicidad no se conviertan con el tiempo en comodidad, dejadez e indiferencia.
Introducid novedades y sorpresas como un masaje erótico de cuerpo entero. Sin prisa, como regalo. Regalarle un aceite sensual aromático puede ser la mejor declaración de tus intenciones.
Habla, escucha
Como haciais al principio de la relación, hablad de vuestros sentimientos, problemas, inquietudes, proyectos, ilusiones, descontentos o incluso quejas.
Si no hay una buena comunicación, es imposible que la pareja funcione y sea feliz.
Comprende, perdona
En lugar de pensar mal de una situación, por grave que parezca o de una actitud, aunque parezca desconsiderada, es mejor preguntar y aclararlo sin dar nada por supuesto.
Si uno de los miembros de la pareja o los dos entra en el “juego” de malpensar que todo lo que hace el otro es por fastidiar, se declara la guerra y será el principio del fin.
Escuchad la versión del otro y tratad de entenderla.
Queda terminantemente prohibido burlarse de los defectos y debilidades del otro.
Aprende de la experiencia
Escucha a tu medio naranjo y observa sus reacciones. Aprended qué le molesta al otro y, si no es algo importante o algo que atente contra vuestra libertad individual, evitadlo.
Tolera
Cada uno de los integrantes de la relación tiene derecho a momentos de independencia e intimidad y a desarrollar sus aficiones y proyectos, sin que el otro se ría de ellos o los ridiculice. También tiene derecho a pensar diferente y a tener ideas propias.
En las discusiones, ensañarse con el otro e intentar ganar la discusión a toda costa nos pueden llevar a ganar la batalla y a perder la relación.
Confiad
Los celos y la posesividad desgastan, agotan y rompen. Los celos enfermizos son demostración de inseguridad y falta de autoestima, no de amor.
Comprometeos
Con la pareja y vuestra relación, pero también con la casa y con las tareas del hogar, que son asunto y competencia de los dos.
Haced vida social
Aunque, al principio de la relación puede ser muy tentador y gratificante pensar que sois tan compatibles y estáis tan unidos que lo hacéis todo juntos, es necesario mantener el contacto con los amigos y un espacio propio.
Quedar con un grupo para salir aportará riqueza a la pareja, quedar a solas con los propios amigos procurará nuevas experiencias y puntos de vista y oportunidades de echaros de menos.
Para mantener la llama de la pasión todavía viva, es importante no dar por supuesto que se tiene al otro incondicionalmente. Si cada uno de vosotros tiene un espacio y algunos planes propios, se revaloriza a los ojos del otro.
No es fácil, Nadie, salvo las novelas románticas y las películas de grandes amores inolvidables, ha dicho que lo sea.
Para mantener una pareja hace falta el trabajo de dos, mientras que para estropearla sólo es necesario que uno de los dos no esté por la labor de cuidarla. Por un amor más real.
Por Alicia Mirashi via www.lamaletaroja.com